Música. Placer. Alegría. Diversión. Recuerdos. Compartir. Encuentro. Fe. Sí, fe. Y es que para muchas personas la música es una forma de vivir su fe en Dios, de encontrarse con Él. Éste es el caso de los jóvenes que se reunieron el día 18 de octubre en la Parroquia del Santísimo Redentor de Madrid. Allí, todos compartieron esta función de la música tan desconocida para muchos otros, pero tan bonita para todos ellos. Mediante dinámicas como expresar con una frase, palabra o dibujo qué es la música para ellos, y más aún, cómo la música y la fe se unieron en sus vidas, afianzaron su opinión de la enorme importancia que tiene la música en la fe. Y es que la música también tiene una función de comunicar, transmitir el mensaje de Cristo, de ofrecer las manos y las voces a todas aquellas personas que tengan el oído abierto para escucharlo, y que, como tantos jóvenes, se unan con ellos compartiendo este poder tan mágico de la música, melodías que van hasta lo más profundo de nosotros, y que no habitan allí durante un día, una noche o un momento, sino durante toda una vida.
Belén Díaz
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